por María Lightowler
Publicado en Ramona
Balbina construye atmósferas.
La tenue sutileza que logra a través de una cuidada selección de elementos, nos devuelve en cada obra una imagen calma y a la vez bulliciosa.
La tensión entre lo apacible y lo agitado de la imagen encuentra un paralelo en la aparente disputa entre el soporte y los materiales, que no queda oculta sino que se evidencia, agregando un simbólico componente que nos permite espiar vagamente su proceso.
Cubiertos por un velo leve, quedan detrás infinidad de signos que van desapareciendo, a medida que Balbina selecciona aquello que debe perdurar en cada composición. Algo así como si de tal ejercicio se debiese resultar lo “estrictamente necesario”.
Sin embargo pienso si hay algo que pueda ser completamente invisible, o si la huella del camino transitado, de todos modos subsiste en algún recoveco intangible.
De un modo u otro, llegan a nosotros estás imágenes que inquietan y apaciguan simultáneamente.
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