24.3.09

Lorena Cabrera

El ingreso al mundo de cada artista solo dura un instante.
por María Lightowler*

Publicado en Revista Hermanoc
erdo N°17.

Me reúno con Lorena, en un restaurante de comidas tradicionales tucumanas de la Capital porteña.
Ella llega con un cuaderno de tapa negra y dura, y me cuenta que utiliza siempre este tipo de anotadores, que lo hace desde hace años y que son todos iguales.
Yo estoy esperando encontrarme con una carpeta y que ella despliegue sus obras sobre la mesa, y sin embargo me entrega aquel cuaderno de aspecto intrigante.
Lo abro, y entonces entiendo que para Lorena Cabrera la escritura misma es un dibujo y que el dibujo es también escritura, y que se trata de cuadernos de trabajo, de registro de trabajos, donde ella compone línea y texto mediante, obras que posiblemente luego lleve a un formato mayor o que actúen como disparadores para futuras obras posibles.
Es que en toda su obra, la reflexión sobre las formas y expresiones del lenguaje parece ser una constante.
Hablamos de varias cosas, y algunas palabras de su discurso son recurrentes: precisión, dibujo limpio, rapidez, trabajo en paralelo, dibujo despojado. Todas estas características podrían definir sintéticamente su poética.
Hacemos el pedido.
Es invierno, hace frío e imagino a Lorena trabajando concentradamente en su taller completando este cuaderno -con dibujos muy íntimos y textos hermosos- y siento que estoy en el terreno mas privado de su producción y me decido a concluir que esta artista que realizó la especialización en pintura, es una refinada dibujante.
Su obra es sintética -meditadamente sintética-, cada línea ocupa el lugar que le corresponde, y se encuentra allí porque hubo una profunda decisión para que suceda de ese modo y no de otro. En los dibujos donde Lorena utiliza el bordado esto se hace más ostensible, porque el material mismo requiere una actitud indubitable.
Sin embargo para ella, el soporte no es condicionante. Tela, papel, tinta o hilo, todo la conduce a la expresión de un lenguaje que está bien internalizado y que en el transcurso de su trabajo ha hecho bien propio y personal.
En los casos donde aparece el color, éste actúa como relleno del dibujo, lo complementa, pero nunca es utilizado como elemento protagonista sino bajo el dominio de la línea, la estructura.
Sus dibujos no cuentan una historia en sí misma, no introducen un relato "estructurado", sino más bien nos inducen a un estado, a una situación en movimiento que nos lleva a querer ver el dibujo siguiente, el siguiente y el siguiente para saber que sucederá. Esto es interesante porque, cuando se habla de la figuración, por lo general la imagen cuenta una historia que transcurre durante el instante en que observamos la obra -empieza y acaba ahí mismo-, sin embargo en estos dibujos se tiene la sensación de que el principio se encuentra en otro anterior y que descubriremos el final en la sucesión de los siguientes.
La figura femenina es omnipresente, y arremete con una ineludible femeneidad y sensualidad que permanece a pesar de llevar sobre sus espalda la tremenda carga que implica la casa -como elemento compositivo-, y que podría hacer desaparecer todo vestigio de erotismo.
La casa, otro elemento predominante en esta selección de obras, también puede ser entendido como estructura, una estructura que contiene además, al resto de los elementos de la composición, incluso al dibujo mismo. Por suerte las casas que trasladan las mujeres de Lorena, están plagadas de ventanas de todos tipos y formatos que, aunque no del modo mas cómodo y tradicional, nos permiten entrar y salir de allí con completa libertad.
Llega la cuenta, y debo entregar aquel cuaderno que con total confianza Lorena Cabrera me prestó al comienzo de nuestra charla, y en ese mismo acto comprendo que el ingreso al mundo de cada artista dura solo un instante: instante en que observamos la obra, instante en el que vamos a su encuentro, instante en que la recordamos, y que dejan abierto dentro nuesto un nuevo mundo propio, que posiblemente dure mas de un instante.


Biografía
Lorena Cabrera nació en Buenos Aires en 1971. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Prilidiano Pueyrredón, donde realizó la especialización en pintura. Asisitió a los talleres de los artistas, Raquel Bigio, Mónica Marcovich y Pedro Gaeta. Fue seleccionada para participar de las Clínicas de Análisis de obra que organizó el Museo Nacional de Bellas Artes, de su ciudad natal. Entre sus exposiciones recientes, podemos mencionar las siguientes: Naturaleza. Lowe Galería de Arte. Individual (2006 - Bs. As.); Virtualia . Palais de Glâce. Colectiva (2005 - Bs. As.) y Nuevos Talentos. Barbara Gillman Gallery. (2004 - Miami), entre otras. Obtuvo el Tercer Premio en el Salón Pequeño formato, organizado por la Muncipalidad de Vicente López (2006), y Primer Premio Adquisición, del Banco Ciudad de Buenos Aires.
Vive y trabaja en Buenos Aires.

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